viernes, 29 de julio de 2011

En Alemania también cuecen habas


Uno tiene cierta tendencia a creerse los tópicos, aunque ha ido descubriendo a lo largo de su vida que no siempre son ciertos. Mi reciente viaje por Alemania me ha demostrado que aquello de que somos muy diferentes, que tenemos mucho que aprender de ellos, que son organizados, estrictos, eficaces y eficientes... no es más que un cúmulo de tópicos que habrá que desmontar como tantos otros.

Desconozco la razón de ese empeño en remarcar las diferencias entre el personal cuando son mucho más abundantes las semejanzas, como he podido comprobar por ahí, a saber: griegos, noruegos, marroquíes, alemanes, franceses, portugueses, británicos, españoles, italianos, tunecinos, checos, húngaros, austriacos, belgas, holandeses (con sus correspondientes femeninos) y un largo etcétera de nacionalidades diversas somos más parecidos de lo que interesa reconocer.

Si titulo esta serie en Alemania también cuecen habas no es porque quiera criticar a los alemanes, todo lo contrario, quiero agradecerles que me hayan mostrado en este viaje que son gente normal, vamos, personas humanas, como todo hijo de vecino y que Alemania es un país tan normal como el nuestro, donde el personal se divierte y se toca las pelotas trabajando cuando puede, tal vez de manera más eficaz, pero se toca las pelotas trabajando como en todo el mundo.

Mañana más.

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